Monday, May 29, 2006

EDIFICIO DE LAS 100 MILLAS (160 KMS)

La Canasta - Maintencillo
(mi cable a tierra)

El año pasado, una pareja aquí en Vancouver realizó un experimento singular: comer y beber sólo aquellos productos originados dentro de un radio de 100 millas alrededor de la ciudad. Había nacido la "Dieta de las 100 millas"
Todo un desafío si se considera que cada vez que un norteamericano se sienta a la mesa, los ingredientes de su comida han viajado un promedio de 1.500 millas para llegar desde el lugar donde crecieron al plato sobre la mesa. No es muy difícil imaginarse los impactos económicos y ambientales que esta cadena productiva y de distribución conlleva, y el potencial beneficio que significaría para las comunidades locales y el planeta. Come localmente, piensa globalmente... Las repercusiones de éste experimento llevó a mis colegas del Sustainable Building Centre a preguntarse cómo sería el "edificio de las 100 millas"? Todo un desafío pensar que cada producto y material utilizado en la construcción de un edificio pudiese provenir dentro de tan corta distancias, si embargo ésta fué la norma durante miles de años. Efectivamente, los sistemas de certificación ambiental de edificios de US y Canadá (LEED®) reconocen con dos puntos la selección de materiales extraídos y manufacturados dentro de un radio de 500 millas (800 kms), aunque algunos critican la arbitrariedad de éstas distancias. Más allá de la especulación respecto al radio correcto, rescato la idea de fondo sobre la necesidad de atacar una de las fuentes más severas de impacto ambiental asociadas a la industria de la construcción: la importación indiscriminada de materiales foràneos a la economía, clima, y culturas locales, así como los impactos ambientales asociados a la manufactura y transporte de los mismos. Un paso más alla: en mi trabajo como consultor en prácticas de diseño sustentable para una isla cercana a Vancouver, mi proposición para el nuevo código local de construcción fue no sólo utilizar materiales locales, sino que respetar los mismos radios de acción para el manejo de deshechos del proceso constructivo, restringiendo por ejemplo, el desplazamiento de biomasa más allá de los límites de la isla. Así, cada árbol ó metro cúbico de capa vegetal desplazado como resultado de la construcción, debiera de alguna forma ser reciclado y/ó reutilizado dentro de los límites de la comunidad.

Monday, May 22, 2006

CHICAGO: URBS IN HORTO

Cloud Gate - Millenium Park

Hace tiempo que vengo siguiendo con interés el trabajo que la Alcaldía de Chicago está realizando en pos de transformar la ciudad en un referente de como hacer las cosas bien, cuando se trata de generar calidad de vida y dinamismo urbano en balance con su medio ambiente. Así, la "ciudad en un jardín" se ha transformado en un modelo de ciudad donde el perseguir objetivos ambientales no sólo es compatible, sino que la base para un desarrollo económico exitoso.
En la última década, Chicago ha rankeado consistentemente en los primeros lugares en cuanto a bienestar cívico y calidad de vida, atrajo 100.000 nuevos residentes, sumó decenas de miles de nuevos puestos de trabajo, inició un vigoroso boom de la vivienda en altura, redujo los niveles de probreza, construyó miles de nuevas viviendas sociales, desarrollo una industria de visitantes y convenciones por 9 billones de dólares al año, y se ha trasnformado en, quizás, una de las ciudades más bellas de Estados Unidos. Quizás el gran responsable de todo ésto, ha sido su particular alcalde, Richard M. Daley, quién desde 1998 ha introducido novedosas propuestas y por sobre todo un profundo compromiso de innovación hacia los objetivos propuestos y las estrategias planteadas.

Entre éstas se encuentran:
Una de las bases ideológicas detrás del programa de la ciudad viene de la escuela de pensamiento que vincula la economía con la ecología, "Capitalismo Natural", descrita por primera vez en 1997 por su creador Paul Hawken como "...los sistemas naturales que nos alimentan, protegen, limpian nuestro nido, y nos permiten respirar. Estos sistemas son el dividendo derivado de un medioambiente sano".

(Fuentes: Michigan Land Use Institute / The New York Times)