Sustentabilidad = Equidad

Para mí lo más destacable del evento no fué tanto la fuente inagotable de conocimiento proveniente de innumerables ONGs internacionales, organismos de gobierno, y líderes en el campo de la sustentabilidad mundial, como lo fué la aún más inagotable fuente de aprendizaje proveniente de los países más azotados por la miseria urbana y la injusticia social: los así llamados países en desarrollo (ó definitivamente subdesarrollados).

Su discurso fue un claro golpe sobre la mesa llamando a la sofisiticada audiencia a repensar el concepto de sustentabilidad urbana. En sus palabras, la palabra sustentabilidad debiera ser explícita en cuanto a los valores de justicia social y equidad en el acceso a los beneficios urbanos. En los países con menos recursos, cuando el rico toma un descanso, toma el auto y se va a la playa, ó se va de viaje, ó en el peor de los casos, disfruta de su jardín. Los pobres salen a la calle. Es todo lo que tienen.
El espacio urbano común es la única fuente de bienestar social directamente accesible por los que tienen menos, y la ciudad (y sus autoridades) tiene el deber moral de atender esa necesidad. La ciudad debiera ser capaz de no hacer distincion de usuarios, de garantizar el acceso a los beneficios urbanos y proteger la salud de sus habitantes. Todos sin exclusión.
Cuando una ciudad (y sus autoridades) planean y ejecutan planes mayúsculos de infraestructura en favor del automóvil y el transporte privado, se le está diciendo a la gente en su cara, que no todos tienen los mismos derechos. Cuando una ciudad carece de parques e infraestructura PUBLICA de recreación, está sugiriendo que los más pobres no necesitan descanso.
Para Peñaloza, su trabajo exhaustivo para crear una Bogotá Sustentable, no era tanto un desafío medioambiental, sino que social y ético. "Cuando construyo una ciclovía, le estoy diciendo al ciclista, tu tienes los mismos derechos que el automovilista" y esa es una obligación moral (y contractual) de cualquier gerente urbano.
El golpe a la mesa fue claro: dejemos el lenguaje técnico de lado por un momento, y atendamos los problemas reales y derechos de los habitantes de la ciudad.
Pretender "salvar" el medioambiente conlleva la misma línea de pensamiento que creó el problema en el primer lugar: nosotros lo destruímos, nosotros lo arreglamos. Nada más lejos de la realidad.
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